Marc Ferrer, el director de la Maldita primavera, vuelve al D’A con su última obra, Puta y amada, y ya es el tercer film que estrena en el festival. Un director libre, barcelonés, una bomba creativa que supera las etiquetas del low cost para hacer un cine autorreferencial y altamente cinéfilo, cargado de homenajes y citaciones (aquí se atreve con Pialat), rodeado de actores no profesionales que se interpretan a ellos mismos. Muy trash y muy punky, como dice él mismo. No es casual que quien lo compare con el primero Almodóvar…